No recuerdo con exactitud
la fecha en que me Rubén me comunicó que se casaba pero debió ser a finales del
verano de 2012. Había programado su boda con May para el 12 de abril de 2013.
Hasta aquí nada resulta extraordinario, “otro amigo que se casa”
pensé yo en aquel momento. Sin embargo Rubén tenía en mente planes mucho más
ambiciosos más allá de la celebración, el banquete y toda la demás parafernalia
que llegan aparejados estos eventos.
Me contó sus intenciones
de manera abierta; había consensuado con May, que si la idea tenía aceptación,
iban a proponer una luna de miel “alternativa”. En vez de hacer un viaje al uso
(como suele hacer la mayoría de parejas cuando acaban de contraer matrimonio)
querían compartir la experiencia con los amigos más allegados, en grupo, y
hacernos partícipes de ese viaje. Habían probado la experiencia durante el 2012
con una escapada de una semana por tierras checas y habían quedado encantados.
Desde el primer momento la
idea caló entre nosotros y hubo predisposición por parte de todo el mundo para
ser de la partida y ajustar calendarios de vacaciones. Nos sumergimos durante
varias semanas en la confección de una lista de destinos que posteriormente
serían votados en dos vueltas para llegar a la elección final. A la hora de
votar hubo predominancia del deseo de mantener el grupo completo y que nadie
pudiera caerse de la lista por motivos económicos o por falta de días de
vacaciones. Además, Isa y Matt que residen en Praga, también querían ser de la
partida.
Finalmente y con el
objetivo de aunar intereses de los “futuros viajeros” optamos por un destino
centroeuropeo, en este caso Budapest,
a pesar de haber visitado en 2012 la cercana República Checa. Estableceríamos
como base de operaciones la capital húngara desde la que nos moveríamos con
excursiones de una jornada de duración. Una de ellas para conocer “el recodo
del Danubio” y las variopintas poblaciones de sus alrededores: Esztergom,
Visegrád y Szentendre. Y otra para llegar al lago Balaton, la mayor masa de
agua dulce del centro de Europa. Y dada la cercanía de Bratislava,
nos acercaríamos a visitar en una miniescapada de dos días la capital eslovaca.
Preparar un viaje siempre exige dedicación y tiempo, pero si además tiene todas estas connotaciones la cosa se vuelve enrevesada. Se procura mirar bien las opciones, aprovechar al máximo el tiempo disponible y sobre todo se intenta que las piezas del puzle encajen para que los novios (y los que acompañamos a los novios) tengan una “luna de miel” como se merecen. Entre despedidas de solter@, preparativos de boda, ceremonia, banquete y los nervios propios de las circunstancias los meses previos al viaje se volatilizan a pasos agigantados, como si fueran engullidos por un torbellino de frenesí.
Miguel Angel: he leído tu blog sobre Hungria y Bratislava. Me ha parecido estupendo, no tiene pérdida, datos importantisimos, muy actuales y con jmucho criterio.
ResponderEliminarUna crítica: cómo te has perdido Memento park, el parque de las estatuas del comunismo?
Una pregunta: cuanto has tardado en subir a la Ciudadela de Visegrad?
Buenas Carlos! Gracias por seguir mi blog!!!
ResponderEliminarDescartamos a Slavin porque el tiempo es finito, visitaríamos Slavin y consideramos dar prioridad a otras cosas. En cuanto a Visegrad, son 40-45 min desde el pueblo. Merece mucho la pena subir hasta arriba, te lo recomiendo!!!!
Si tienes más dudas, me comentas.....
Saludos
Miguel